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27 abr 2012

Etapas 46/47/48 - Caminando a Montamarta, Tábara y Rionegro del Puente


hola a todos, 

me encanta saber que seguís ahí ya que sois muchos los que me mandáis mensajes para preguntarme cómo ando (descalzo, ya lo sabéis) y que siga poniendo al día el blog. Este es mi propósito, pero no he tenido línea y demás, ya sabéis, las cosillas de la vida. Pero quiero que todos podáis seguir participando de mi aventura (o locura)

el día 21, dejé atrás a mis amigos en Zamora, muchas gracias Alicia y Javier por la cena y el desayuno. Victor Sierra y un amigo me acompañaron hasta Roales, un pueblo cercano y desde allí me indicaron el camino y me echaron una mano para el viaje, un día con dos desayunos no se puede ni debe desaprovechar en mis circunstancias.

el camino hasta Montamarta fue burilo porque la pista era muy dura y tenía mucha gravilla, ya sé que los que vais con botas no lo pasáis tan mal y que soy yo el que ha prometido esto, pero no veas qué camino. Mereció la pena ya que en el albergue tenían chimenea y el hospitalero trajo bastante leña así que me pasé la noche avivando el fuego con un peregrino alemán. Cuando todos se quedaron dormidos, no pude resistir la tentación de meterme en el saco y tumbarme toda la noche junto al fuego... hipnotizado. 

al levantarme tan relajado por la mañana no sabía lo que me esperaba al día siguiente. Un día muy malo de viento fortísimo y lluvia finísima, una combinación genial para calarte hasta los huesos. La fantástica N631 es una de las peores asfaltadas que he podido encontrar, llena de agujeros, picos, salientes... los coches sufren pero yo no tenía ni arcén. Al llegar a Tábara no acababan las sorpresas, albergue a 2 kilómetros, para que los peregrinos no molestemos, supongo. Cuando llego, no hay ni una cama y vuelta al pueblo a buscar algún sitio donde dormir, en este caso la Casa Rural Robles que me hizo un pequeño descuento, pero al ser festivo, tuve que comer de menú y el presupuesto se me fue de las manos, pero estaba tan cansado...

la mañana del 23, no amanecía muy apacible, pero tengo una meta y voy a por ella (repito una y otra vez en mi cabeza). 38 kilómetros hasta Rionegro del Puente y puedo decir que ha sido el peor día de asfalto, de viento, de lluvia y de frío... lo he pasado realmente mal. Si a todo esto le juntamos que tuve una pájara anímica, fue un día muy, muy duro. Gritaba al viento para que no me tirara al suelo, hablaba en voz alta para darme ánimos a llegar... un alivio fue salir de la N631 para coger un camino menos duro. Las obras del AVE desvían a los peregrinos, pero en algún momento se cansaron de señalizar. Como anécdota, y en este día no podía ser positiva, me detuve en la gasolinera de Otero de Bodas a comprar un refresco y descansar unos minutos. No me quisieron atender y me mandaron a la máquina de la calle, así que con la misma inercia y un poco más de genio en mi paso seguí mi camino sin gastar un euro en ese lugar.

a la llegada a Rionegro del Puente me encontré con una hospitalera fantástica y atenta y pude descansar en uno de los mejores albergues que he visitado en todos estos días, con calefacción, duchas calientes y constantes, una maravilla.

...respirar hondo, una ducha y a la cama. ya queda menos, Antonio.

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